El romantsismo es un movimiento que nacio a finales del siglo XVIII en Europa ya que se produce una serie de acontecimientos revolucionarios que marcan el inicio del nuevo orden social. La Revolución Industrial asentaba los ideales liberales y significaba el auge burgués, la Americana creaba los derechos individuales y la Francesa proclamaba la libertad, igualdad y fraternidad de los pueblos.
Por lo que se refiere al mundo de las ideas, esta es una época donde los pensadores comienzan a minar las reglas y el concepto de la razón, tan utilizado durante años atrás. Kant es quien se encargó de demostrar, a través de “Crítica a la razón pura”, que el motor ilustrado ya no servía.
El origen del Romanticismo se encuentra en Alemania y Reino Unido a principios del siglo XVIII y extendido por el resto de Europa realmente durante el XIX. El Romanticismo supuso el fin del orden clásico, sobre todo en la cuestión perspectivista. Acabó con la Monarquía absoluta, con la razón y la regla. Creó un nueva escala de valores donde predominaba el `yo' en detrimento de la realidad exterior. Se produjo una supremacía de lo popular, lo que implicaba un rechazo del Neoclasicismo (que abogaba por un estilo elitista). Se encuentra un fuerte componente nacionalista en contra de las actitudes universalizantes de los ilustrados.
Con la caída de Napoleón y la consolidación de los regímenes políticos de la Restauración que intenta borrar de Europa cualquier vestigio de la revolución francesa, un movimiento cultural, el romanticismo, se convierte en bandera de las jóvenes generaciones que aspiran a encarnar en la política, la literatura, la filosofía y en todas la artes los principios revolucionarios que en 1814 quedan momentáneamente soterrados.
El romanticismo es, antes que nada, un grito de libertad. Individualismo, conversión de la intimidad en tema, representación subjetiva del paisaje, exaltación del pueblo son algunos de principios medulares de la nueva sensibilidad.
El romanticismo se difunde con el ímpetu de una revolución; el ansia de libertad impregna las polonesas de Chopin, los cuadros de Delacroix y los versos de Byron.
No se impuso sin resistencias esta explosión de libertad en el mundo artístico. En 1819 las obras de los románticos son consideradas como de mal gusto por los partidarios de la pintura neoclásica. Los prebostes del arte oficial , que consideraban que la misión del artista se reducía a la producción de armonías formales, no podían entender a un pintor como Delacroix que consideraba el arte como una vivencia poética
Nos encontramos con un nuevo tipo humano que implica una relación arte-sociedad diferente. El artista deja de ser un doméstico del poder y esto favorece su esfuerzo para emanciparse de las directrices académicas. La pintura romántica rechaza las convenciones y , saltando sobre ellas, enlaza con los valores de la pintura barroca.
lunes, 19 de abril de 2010
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