El siglo XX llegó acompañado de un gran número de inventos en el ámbito técnico e industrial así como de nuevos conocimientos decisivos en las ciencias humanísticas y naturales. La teoría de la relatividad de Einstein, el psicoanálisis de Freud, el descubrimiento de los rayos x o bien la primera fusión nuclear, obligaron al hombre a pensar de una forma diferente, más abstracta. Los nuevos conocimientos pusieron de manifiesto que detrás de la realidad se esconde mucho más de lo que puede percibirse mediante el sentido de la vista (una clara ruptura con los preceptos impresionistas)
Esta situación se acentuó a causa de los cambios que se produjeron en la propia percepción de los sentidos, puesto que la invención del automóvil, del telégrafo, del avión y de muchas otras cosas, dieron a la rapidez y al tiempo una nueva dimensión que requería de percepciones mucho más aceleradas.
Sin embargo, todos estos cambios no fueron aceptados con tanta euforia por la joven generación de artistas como en su día lo hicieron los impresionistas. Los artistas, en su función de apasionados reformadores del mundo que deseaban derrocar el orden establecido, buscaban "un arte nuevo para un mundo nuevo". Cuadros cargados de emoción debían captar los sentimientos más íntimos del ser humano...
lunes, 19 de abril de 2010
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